Cuando le dije a mi hija de 18 años, Caroline, que pronto podría descargar una aplicación para alertarla si se había estado recientemente en una situación de riesgo cerca de alguien con COVID-19, y que los funcionarios de salud pública esperaban combatir la pandemia con esas apps, su respuesta fue tajante.“OK, pero nadie las va a usar”, respondió.El pesimismo de mi hija, una joven adicta a los teléfonos inteligentes, es el reto que enfrentan los tecnólogos de todo el país al tratar de desarrollar e implementar aplicaciones para rastrear la pandemia en un momento en el que resurge en la mayoría…